Romano cuando la ostra se convirtió en el manjar asociado a la riqueza y al lujo que conocemos hoy, y fueron los romanos los primeros en cultivar ostras, y ya entonces la Galia, como hoy Francia, era el mayor productor del mundo. Las ostras van con las celebraciones de fin de año tan bien como el cava o el champagne, abrir una ostra es como descorchar una botella, tiene algo de auspicio pagano, para que la riqueza llame a la riqueza y comenzar bien el año. Una ostra recién abierta con todo su jugo es verdaderamente una de las cosas por las que se pueden dar gracias a la vida. Que la misma criatura nos dé perlas y esa exquisita carne marina es algo admirable. Si, para colmo, también nos da esas específicas ganas de vivir que han hecho que se la considere afrodisíaca, es para considerarla una auténtica benefactora de la humanidad. Nosotros creemos que no hay alimentos afrodisíacos, que la que es afrodisíaca es la cocina en su conjunto, porque con sus satisfacciones predispone tanto al amor como a la amistad. Pero si de algún manjar puede decirse que favorece el sexo es de la ostra, pues tiene un alto contenido en zinc que es uno de los nutrientes necesarios en la producción de testosterona.

Ostras con un buen cava a mediodía, de aperitivo antes de un buen almuerzo, esa sí que es una manera de disfrutar de la vida.
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