martes, 19 de julio de 2011

GIN TONIC = Seagram's + Fever Tree

Tras arrebatar al cubata, con todo merecimiento, el trono de los combinados, el Gin Tonic ha dejado de ser una moda o una tendencia para marcar tendencias y moda. Son ya innumerables las maneras de prepararlo, algunas de increíble sofisticación. ¿Esto es simplemente una manía? Pues no, tiene su fundamento. Para nosotros, que no nos dedicamos a servir copas sino comida, el Gin Tonic tiene importancia porque es un buen digestivo. Una mezcla excelente para reposar una buena comida. Es además fresco, porque tiene cítricos, y eufórico, claro, sobre todo si te tomas dos o tres.

Hay muchas maneras de preparar un gin tonic pero lo más importante es la calidad se sus dos componentes. 
Cada vez hay más variedad de tónicas pero para nosotros la mejor es la londinense Fever-Tree. Por su elaboración artesanal, sin conservantes ni colorantes, y hasta por su nombre. Fever Tree significa "árbol de la fiebre", que no es otro que el árbol de la quina, de dónde se extrae la quinina, imprescindible para combatir la malaria y origen de esta bebida carbonatada. Sí, el origen de la tónica es medicinal. Además de quinina y agua mineral, Fever Tree contiene un poquitín de azúcar de caña, ácido cítrico y ralladura de limón. Si es usted abstemio puede tomarla sola porque está buenísima.
En cuanto a la ginebra tenemos más variedad pero hoy vamos a centrarnos Seagram's Gin, producto de una destilería canadiense fundada en 1857. La Seagram's, como la Coca Cola, tiene su fórmula secreta, pero conocemos sus componentes. Enebro, como todas las ginebras, piel de naranja amarga, cilantro y cardamono. Seca, con un ligero colo oro, es ideal para combinados y mezclada con la Fever da un resultado óptimo.
No es lo mismo tomar el coñac en un vaso de cocina que una copa balón, pues lo mismo para el Gin Tonic. Nosotros lo servimos en copa, no en tubo.  Con las medidas adecuadas y su ralladura de limón. Bueno, la próxima vez que vengas al Gallinero, pruebálo. Suelen decirnos que sabe mejor que en los bares. Y es verdad, parte porque lo preparamos bien, parte porque sabe mejor después de una buena comida, en la sobremesa, y emborracha menos.

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